- Creemos que existen derechos innatos y fundamentales de todo individuo que anteceden a cualquier forma de organización social, legal o gubernamental: el derecho a la vida, a la propiedad privada y a la búsqueda de la felicidad.
- Creemos que cada ser humano es dueño de sí mismo y, por tanto, debe tener la libertad de aprovechar sus capacidades y sus bienes honestamente adquiridos, de la forma que prefiera.
- Creemos que toda riqueza material y cultural proviene de la mente, de la iniciativa y de la creatividad humanas. Los recursos materiales y el trabajo son sólo su complemento necesario.
- Creemos que la libertad, es decir el pleno ejercicio de nuestro libre albedrío, implica asumir también la responsabilidad sobre las consecuencias de nuestros errores y el disfrute íntegro de nuestros aciertos.
- Creemos que la función correcta de un gobierno es el proteger a los individuos de cualquier forma de agresión o confiscación de su tiempo y propiedad, lo cual se plasma en una República con real separación de poderes e imperio de la ley.
- Creemos que la base de la vida civilizada es el respeto al derecho ajeno, y el cumplir con los tratos libremente pactados entre los individuos.
- Creemos que las mayorías no tienen ninguna virtud inherente para tomar decisiones y que frecuentemente atropellan los derechos de la minoría más importante: el individuo.
- Creemos en la generosidad del ser humano, que al participar en comunidad y su entorno familiar genera las formas más efectivas de solidaridad.
- Creemos en el capitalismo popular e incluyente, como forma de canalizar las energías productivas de una nación de gente fundamentalmente emprendedora y llena de tesón.
- Creemos, como decía Platón, en que la gente buena no necesita leyes que les digan cómo actuar responsablemente, mientras que la gente mala encontrará siempre la manera de esquivarlas.
- Creemos que las formas de gobierno en el Ecuador se han caracterizado por actuar de forma opuesta a estos principios, generando injusticia, miseria y descomposición social.
- El Movimiento Libertario condena esa forma de actuar basándose en el principio de que ningún gobierno, grupo organizado o persona pueden violar los derechos fundamentales del individuo.
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